
Mis ojos se perdían entre tus caprichosas pretenciones. Me perdí yo, mas que mis ojos, cuando ví mi alma derritiéndose en frente de tus palabras. Dejé de ver la salida de ese laberinto, por despistarme con el brillo de tus ojos, que se apagó cuando miraste a otro lado. Cuando las promesas empezaron a desvanecerse, y tus actos de cobardía simplemente me hacían más incapaz de amar. Cuando más quise llorar, fue cuando menos tenia que hacerlo. Simplemente debía mantenerme firme, de pie y erguida, pero me caí. No me tropecé con nada, me animé salvar a alguien de un pozo, demostrándole que si uno quiere, si se puede. Que escalando para arriba se salía de ahí, animándose a escalar era la cosa. Solo logré enseñarte a escalar, y me quedé presa en ese pozo. Ahora, enseñame vos a escalar.
Porque estoy hundida, y quiero salir, pero no es tan facil. Sabes que me dijeron? que tengo que sacarme todas las ideas de la cabeza, y esas, haciendome piecito, me van a hacer salir.